Decir o no decir que vivimos con diabetes. La elección es nuestra.
Hace unos días el tenista clasificado el 13 de junio de este año como el #2 del mundo, Alexander Zverev, aceptó públicamente vivir con diabetes desde hace 21 años. Esto ha generado muchas preguntas: ¿Por qué no lo dijo antes? ¿Por qué ocultarlo?. Definitivamente no es el único que ha ocultado la diabetes en su vida y los motivos pueden ser varios. Aquí platicamos un poco sobre ello.

Vivir con diabetes es complicado y no solo desde el punto de vista médico con todos los medicamentos o inyecciones de insulina que se requieren aplicar dependiendo del tratamiento o tipo de diabetes. Vivir con diabetes va más allá de hacer malabares con la comida y ejercitarnos cada día de nuestra vida, es, además, hacer entender a las personas que nos rodean, o al menos intentar explicar cómo es vivir con diabetes más allá de lo que se sabe de la diabetes. Explicar que las emociones nos afectan, que vivir con una condición llena de estigmas nos hace sentir vulnerables, que tenemos miedo y que no, nosotros no ocasionamos nuestra diabetes.
Aunque en lo personal no siento que "padezco" diabetes porque "padecer", palabra cuyo significado encontrado es: "experimentar algo que causa dolor físico o moral o molestia" no corresponde con lo que siento actualmente que sea la diabetes para mí si lo fue por algún tiempo. Si, yo no hablaba de mi diabetes tan públicamente como lo hago ahora. Pocas personas lo sabían. Mi familia y algunos amigos cercanos. En realidad el miedo al rechazo era mucho, era la única persona con diabetes que conocía y me sentía diferente a todos los demás. Además, era adolescente, justamente en esa etapa tan llena de inseguridades y donde apenas se esta formando la identidad. Fue justamente en esa etapa en la que comienzas a salir en citas donde me di cuenta que no todas las personas están preparadas para convivir con alguien que vive con diabetes. Recuerdo comenzar a salir con alguien, armarme de valor y después de poder "confesarle" que vivía con diabetes simplemente "desapareció". Ahora sé que fue lo mejor que me pudo haber pasado pero en ese momento fue bastante duro para mi.
Ocultarlo o no es una decisión muy personal y única. Nadie debería de juzgar y no debería ser algo que se presione a hacer.
¿Por qué tememos decir que vivimos con diabetes? Las razones son muchísimas, mencionaré algunas y seguramente ustedes podrán ir agregando otras a la lista:
· La diabetes como un signo de debilidad. Alexander Zverev comentó: "Hasta ahora, no mucha gente sabía que tenía diabetes. Siempre tuve miedo de que mis oponentes se sintieran más fuertes contra mí si supieran sobre mi enfermedad". Cuando era más pequeño les decían a él y a sus papás que el tenis era un deporte de resistencia, prácticamente imposible para alguien que viviera con diabetes tipo 1. "Ahora soy el número dos del mundo" comentó.
· Miedo al rechazo. El estigma y lo que se escucha decir de otros que viven con diabetes nos pega y preferimos no decirlo.
· Temor al "pobrecito" y sentirse poco valorado. "Pobrecita, vive con diabetes, tan chiquita" era de las peores cosas que alguien me podría decir, aunque he de confesar que, años después podría decirles a esas personas: "aquí está su pobrecita con diabetes, corriendo maratones, viajando... viviendo"
· Ser solo la diabetes. Definitivamente somos más, mucho más que la diabetes pero nos da miedo ser encasillados por la diabetes. No, la diabetes no nos define, la diabetes es parte de nosotros.
· No estar preparado. Y esto significa no estar preparado para la serie de preguntas que desencadenaría esta "confesión". Preguntas y comentarios que, a pesar de que pudieran tener la mejor intención, en algunas ocasiones lastiman más que el silencio.