Les quiero compartir un logro que quizá parezca una tontería pero para mí significa mucho.
Resulta que, la diabetes tipo 1 tiene origen autoinmune como mucho sabemos pero, esto significa que, además de que nuestro páncreas no funciona adecuadamente nuestro sistema inmune no se “regula” de forma adecuada lo cual puede ocasionar otro tipo de enfermedades con el mismo origen: autoinmune.
Esto significa, en palabras sencillas, que nuestro sistema inmunológico es “tan eficiente” que para evitarse problemas no se “detiene” a ver si algo es de nuestro cuerpo o no, lo detecta como extraño y lo destruye.
Muchas de estas situaciones son generadas por infecciones, en algunas ocasiones por algunas vacunas y muchas veces por el estrés.
El estrés es necesario porque nos mueve y en situaciones de emergencia nos ayuda a “cambiarnos de lugar” es decir, nos mantiene alertas. Pero, ¿qué tanto es tantito? El estrés en exceso o por un tiempo largo puede ocasionar procesos inflamatorios, como una respuesta de rescate de nuestro cuerpo.
El problema es, como ya se imaginarán, la combinación de estrés + un sistema autoinmune medio loco. El resultado: otras situaciones o enfermedades autoinmunes. Y así fue como en pandemia no solo desarrollé el hombro congelado o “frozen shoulder” y, sin tener diagnóstico o algo claro porque “no le supieron porque todo iba bien” no podía durante más de un año sentarme de “cazuelita”. Mi pierna derecha no podía hacer ese movimiento, estaba como “engarrotada”.
Nada ha cambiado desde ese momento excepto el estrés. Platicando con un especialista supe que podría haber estado viviendo con estrés crónico (por mucho tiempo) y no me había dado cuenta porque había integrado ese estrés a mi vida y era “mi normal”. Y es que, aceptémoslo, además del estrés del trabajo y del día a día, ¡estábamos en medio de una pandemia!
Siempre digo que hay que observar lo que el cuerpo nos dice y yo no supe leer lo que mi cuerpo me gritaba. De repente he notado mejorías, disminución de esa inflamación y hace unos días me vi sentada “de cazuelita” y logrando posiciones de yoga que no podía hacer.
Mi cuerpo está recuperándose y yo lo estoy escuchando, ¡estoy muy orgullosa de mi cuerpo!
Y a ti, ¿qué te dice tu cuerpo?
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